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Almacenamiento de energía: un imperativo para la transición verde

El almacenamiento de energía es fundamental para apoyar el incremento de la producción de energía renovable, así como la eficiencia y la seguridad energética. Por ello la industria del almacenamiento está evolucionando rápidamente desde una posición adyacente al sector energético hacia formar parte fundamental del mismo.

Según la Agencia Internacional de la Energía, el incremento esperado en las energías renovables, bajo el Escenario de Cero Emisiones (Net Zero Scenario - NZS) requiere que la capacidad de almacenamiento instalada se incremente seis veces respecto a niveles actuales, alcanzando aproximadamente 1,5 TW para el año 2030.

La importancia del almacenamiento de energía  

El almacenamiento de energía constituye un pilar esencial en la transición energética, y sus beneficios pueden resumirse de la siguiente manera:

  1. Integración de energía renovable en el sistema energético
  2. Estabilidad y fiabilidad de la red
  3. Resiliencia y seguridad del suministro energético
  4.  Estabilización de precios de la energía
  5. Apoyo a las economías locales

Tipos de sistemas de almacenamiento de energía

La electricidad no puede almacenarse como tal, por lo que necesita transformarse en otros tipos de energía, como mecánica o química. Además de las baterías, existen muchas tecnologías de almacenamiento que dan respuesta a diferentes necesidades. Los principales tipos son:

Electroquímico

Uno de los métodos de almacenamiento de energía más utilizados son las baterías, donde las de iones de litio actualmente dominan el mercado.

Químico

En este caso, la energía se absorbe y se libera cuando los compuestos químicos reaccionan. 
 

Perspectivas futuras 

Para triplicar la energía de fuentes renovables que requiere el escenario de Net Zero, es necesario un aumento de seis veces de la capacidad de almacenamiento de energía hasta 1,5 TW para 2030, de los cuales se espera que las baterías representen el 90%. La inversión en baterías podría alcanzar los 800 mil millones de dólares para 2030, un aumento del 400 % en comparación con los niveles de 2023, duplicando la participación de las baterías en la inversión total en energía limpia en 7 años.

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El principal impulsor del aumento del almacenamiento en términos de capacidad se espera que sea el crecimiento de las energías renovables

Desafíos en el almacenamiento de energía

Costes

Es el principal desafío, específicamente el alto costo nivelado de almacenamiento (LCOS).  BNEF estima una reducción del 50% en los costos de las baterías de iones de litio por kW/h para 2030.

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Desafíos técnicos

Para las baterías, aspectos como la sensibilidad a temperaturas extremas y las complejidades del diseño, así como reducir el peso, aumentar la capacidad de almacenamiento y mejorar la seguridad son áreas de trabajo actualmente.

Transición justa

Asegurar prácticas de abastecimiento ético, estándares laborales justos e inversiones en el desarrollo comunitario para mitigar los impactos adversos de la minería en las poblaciones vulnerables. 

Circularidad

La gestión de materiales de sistemas de energía verde, así como la búsqueda de materiales alternativos que puedan ser menos tóxicos, son desafíos que requieren investigación adicional.

Disponibilidad de insumos

Se espera que la demanda de estos minerales críticos aumente significativamente, requiriendo cadenas de suministro seguras y resilientes. 

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Regulación

Los sistemas regulatorios deben reconocer el valor completo de los servicios que ofrece el almacenamiento. 

Conclusiones

El almacenamiento de energía ligado a la transición es un campo en evolución a tener en cuenta en los próximos años, especialmente para los inversores interesados en la cadena de valor del sector energético. El almacenamiento de energía es indispensable para un futuro más limpio, equitativo y seguro en términos energéticos

El crecimiento a corto y medio plazo en este sector será impulsado por las baterías de iones de litio y el crecimiento de las energías renovables. En el futuro, se espera que otras tecnologías como las baterías de flujo y de estado sólido presenten aplicaciones interesantes. El almacenamiento a través de energías térmicas y químicas también pueden desempeñar un papel sostenible clave, especialmente en empresas industriales difíciles de descarbonizar.

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